Tensión acumulada, estrés, agobio laboral, problemas personales, nuestros ajetreados horarios, etc., se traducen en agotamiento, nerviosismo, irritabilidad, falta de concentración, etc., todo ello en parte debido a que no conseguimos conciliar el sueño por la noche o, si somos capaces de dormir, no llegamos a esa fase REM que el cuerpo necesita para realmente desconectar y descansar como un bebé, como nos cuenta la Dra. Verdasco en este artículo.
Pero no dormir bien no se debe sólo a estas situaciones que afectan a nuestro sistema nervioso sino que también, muchas veces, se debe a nuestros hábitos de alimentación y esto, también puede afectar a conseguir dormir por la noche.
Por eso, desde iNutralia, queremos daros unos consejos para tratar de contrarrestar estos efectos y así conseguir descansar en condiciones.
Lo primero que debemos intentar es no descuidar nuestra alimentación. Tenemos que organizar tanto los alimentos que tomamos como los horarios. El ritmo de vida intenso, hace que muchas personas no tengan ni tiempo para comer, por lo que comen lo que sea, en donde sea, a la hora que sea y en 5 minutos. Nuestro cuerpo en este sentido es como un reloj, necesita llevar un horario estable para no volverse loco y, aunque el estrés puede quitarnos el hambre, hay que tratar de sentarse media hora a la mesa para comer algo ligero, lo suficiente para darle “gasolina” y que pueda seguir con el ritmo diario. En este caso, al estar hablando de la noche y del descanso, se recomienda que la hora de la cena no sea muy tardío, por lo menos 2 horas antes de irnos a dormir. De esta manera, el estómago ya ha realizado la digestión y no tendremos acidez y reflujo, problemas que pueden hacer que no conciliemos el sueño.
Las cenas no deben ser abundantes, copiosas ni ricas en grasas, esto sólo provocaría una indigestión y la consiguiente mala noche. Deben ser saciantes pero ligeras. Incluye alimentos ricos en magnesio y triptófano, éste último es un aminoácido necesario para la formación de melatonina y serotonina, los cuales son neurotransmisores que participan en el ciclo del sueño.
Los alimentos ricos en triptófano son los pescados (especialmente el pescado azul), las carnes, los huevos y los productos lácteos, esto en cuanto a alimentos de origen animal; de los de origen vegetal podemos mencionar las legumbres, cereales, muchas frutas y verduras, algunas semillas como el sésamo y los frutos secos como la almendra. Si quieres conocer más detalles sobre la almendra, no dudes en visitar nuestra infografía.
También deberíamos evitar cenas muy especiadas. Las especias hacen que aumente nuestra temperatura corporal y provoca que nos cueste más dormir. Lo ideal es hacer una cena en la que esté presente una carne magra o un pescado acompañado de algún hidrato de carbono como una ración pequeña de arroz o pasta, o una patata; y de alguna verdura, evitando aquellas más flatulentas como las coles, las legumbres o el pimiento. Para finalizar la cena, se puede tomar un vaso de leche caliente con una cucharadita de miel o una infusión relajante, aunque… ¡cuidado con el agua! Si bien es necesario beber agua durante todo el día, si soléis levantaros varias veces durante la noche a orinar, lo mejor es no beber mucho antes de acostarse y no tomar alimentos muy diuréticos.
Además de llevar una mala alimentación, al necesitar estar a tope solemos consumir bebidas excitantes como café, té y otros refrescos, el chocolate, el ginseng. Estas bebidas, no sólo afectan rápidamente al beberlas, su efecto puede perdurar mucho más tiempo, e incluso afectar al descanso nocturno. Por esta razón, debemos procurar no abusar de estas sustancias; su consumo continuado o excesivo provoca un desgaste nervioso al estar constantemente estimulando las conexiones a nivel nervioso que es lo que al final produce el efecto de euforia y excitación, más o menos intensos.
Otra de las causas que hace que no durmamos puede ser por un exceso de energía, así que, ¡muévete durante el día! El ejercicio libera endorfinas que intervienen en nuestro estado de ánimo, mejorándolo.
Mencionar también que las infusiones relajantes como la tila no siempre funcionan. ¿Por qué? Básicamente porque las causas del mal dormir, como hemos visto, pueden ser muchas y muy diversas por lo que es importante saber cuál de ellos es el desencadenante del trastorno. En el caso de que la causa no sea el nerviosismo es posible que no notemos el efecto de estas infusiones.
Como consejo final, prueba una cosa. Antes de irte a dormir, invierte unos minutos en olvidarte del día que has tenido, relajar la mente y preparar el cuerpo para dormir.
Imagen: sentirte mejor