
Desde la década de los 80, se tiene la creencia popular de que los huevos son perjudiciales para personas con problemas cardiovasculares, concretamente problemas de colesterol elevado. Se pensaba que el huevo, al ser un alimento con alto contenido en colesterol, aumentaba el colesterol en sangre.
Sin embargo, desde hace unos años se han venido realizando varios estudios científicos que desmitifican este hecho. Gracias a los resultados obtenidos se ha podido determinar que los responsables del aumento del colesterol en sangre son las grasas saturadas, principalmente las que se conocen como ácidos grasos trans y no el colesterol per se presente en los alimentos. Como vemos, es más importante controlar la ingesta de grasas, tratando de ingerir grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que controlar el aporte de colesterol de la dieta. Además, tenemos que tener en cuenta otro factor, ¡nuestro propio cuerpo también produce colesterol!
De hecho, aquí queremos hacer una aclaración. Existen varias formas en las que nos encontramos al colesterol:
- El colesterol total: es el nivel total de colesterol en sangre, incluyendo el que se aporta con la dieta y el que producimos endógenamente.
- Colesterol LDL: conocido coloquialmente como “colesterol malo”. ¿Por qué se le llama malo? Porque es el encargado de distribuir el colesterol por todo el organismo.
- Colesterol HDL: o “colesterol bueno”. Encargado de coger el colesterol sanguíneo y llevarlo al hígado para que sea eliminado.
Otras moléculas a tener en cuenta son los triglicéridos. Los produce nuestro hígado y, además, los ingerimos a través de determinados alimentos grasos; tienen efectos negativos porque entorpecen el trabajo del “colesterol bueno”.
Como entenderás, tener el colesterol LDL alto y el HDL bajo es lo que va hacer que aparezcan problemas cardiovasculares, ya que el colesterol comenzará a depositarse en las arterias. Además de estos dos factores, existen otros determinantes para que aparezca la enfermedad, como el estilo de vida (sedentario, tabaquismo, alcohol), la genética y la alimentación.
Pero sigamos con el huevo… Es cierto que los huevos tienen colesterol sí, pero seguro que ya has empezado a entender que esto no es tan importante. Además, vamos a repasar otras razones por las que el huevo no se debe eliminar de la dieta aun teniendo el colesterol alto.
De todos es sabido que la parte de huevo que tiene la parte grasa es la yema y, por ello, ahí es donde se encuentra el colesterol. Pero, ¿qué tipo de grasa es la que contiene la yema? Pues grasa insaturada, la cual aumenta el colesterol HDL y, por tanto, no tiene tanta influencia. Además, esta parte del huevo también contiene una sustancia, llamada lecitina, que numerosos estudios han demostrado que capta el colesterol a nivel intestinal y de esta manera interfiere en su absorción a nivel arterial.
Asimismo, el huevo entero es un alimento rico nutricionalmente, ya que contiene proteínas de alto valor biológico al estar presentes todos los aminoácidos esenciales, es rico en vitaminas y minerales y bajo en calorías (dependiendo de cómo se cocine, claro).
De esta manera acabamos de desmontar la creencia popular de que los huevos aumentan el colesterol sanguíneo y debemos eliminarlo de nuestra dieta si padecemos de colesterol alto y problemas cardiovasculares.
Ante estas patologías lo ideal es realizar una dieta variada y alta en verduras, legumbres y cereales, con un consumo semanal normal de entre 2-4 huevos semanales. Eso sí, primando tecnologías culinarias sencillas que no incluyan mucha cantidad de grasa, como los huevos fritos, lo mejor es el huevo duro, escalfado, en tortilla, etc.
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Imagen: mercado orgánico