¿Qué hay de cierto en las dietas anticáncer?

Por EQUIPO DE NUTRICIÓN

El cáncer es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, sólo superada por las enfermedades cardiovasculares en los países desarrollados. Según la Organización Mundial de la Salud al menos un tercio de todos los tipos de cáncer pueden prevenirse, siendo el tabaco el factor de riesgo evitable que por sí mismo provoca más muertes.

A pesar de que el factor preventivo es muy importante en el desarrollo de cáncer, hablamos de una enfermedad multifactorial relacionada con la exposición de factores de riesgo ligados al medioambiente y a nuestros estilos de vida, es decir, factores modificables. De hecho, se estima que los factores alimentarios explican aproximadamente el 30% de los cánceres en los países industrializados.

El cáncer es una enfermedad que puede afectar a cualquier parte de nuestro organismo, en cualquier momento de nuestra vida. Por ello, siempre hay gente que se aprovecha del temor que despierta esta enfermedad y cualquier término asociado a la palabra “anticáncer” es un éxito de expectación, pero... ¿realmente es posible evitar la aparición del cáncer? O mejor aún, ¿es posible que una vez se padezca desaparezca con alimentos o estilos de alimentación “anticáncer”?

La respuesta es no. No existe una dieta única y singular que te haga inmune al cáncer, ni que si lo padeces haga que éste desaparezca. Quien diga lo contrario crea falsas expectativas.

PERO... SE PUEDE PREVENIR CON BUENOS HÁBITOS

Ciertos tipos de cáncer están muy ligados a determinados hábitos alimenticios, como por ejemplo el cáncer de colon. En otros casos, una mala alimentación, el sedentarismo, el alcohol y el tabaco, colaboran junto a factores genéticos al desarrollo de los mismos.

Se conocen desde hace tiempo aquellos hábitos relacionados directamente con un aumento de probabilidad de padecer ciertos tipos de cáncer, como es el exceso de peso (sobrepeso y obesidad), relacionados con el cáncer de esófago, mama, recto y colon, endometrio y riñón. Mientras que se ha observado que las dietas ricas en frutas y verduras tienen efecto protector frente a esta patología.

Otros factores de riesgo son el consumo de carnes y pescado en salazón, ahumadas, las preparaciones en barbacoa y, en general, un consumo excesivo de carnes rojas o grasas.

Un factor con efecto protector frente al cáncer es la actividad física regular, que además se relaciona con un peso saludable.

Y DURANTE LA ENFERMEDAD, ¿LA ALIMENTACIÓN ES IMPORTANTE?

Por supuesto, la alimentación y estilos de vida saludables son fundamentales para afrontar la enfermedad, como apoyo al tratamiento médico. Pero como ya hemos dicho, no existen alimentos curativos ni dietas milagrosas.

Cada tipo de cáncer tiene sus particularidades, pero un factor común con mayor o menor prevalencia, es la desnutrición en el paciente oncológico, hecho que repercute directamente en su sistema inmunitario. Un paciente bien nutrido tendrá una mejor respuesta a los tratamientos oncológicos. Con el valor añadido de una alimentación adaptada a cada caso, mejorará su calidad de vida y le ayudará a afrontar mejor los típicos efectos secundarios de dichos tratamientos, como los vómitos, anorexia, disfagia, etc.

Los tratamientos alternativos no son la panacea para afrontar esta enfermedad, pero en el caso de querer optar por ellos, deben ser un complemento a los tratamientos médicos supervisados por profesionales. Y es muy importante que se informe al médico que sigue el caso de qué tipo de tratamiento alternativo se está llevando a cabo, dado que existen interacciones entre medicamentos-alimentos-plantas o hierbas medicinales que pueden ocasionar efectos secundarios que afecten a la calidad de vida del paciente e incluso a la efectividad de los tratamientos.

Si con estos consejos aún no sientes que te alimentas bien, acude a un dietista-nutricionista para que te enseñe a comer bien, especialmente si padeces cáncer y necesitas apoyo nutricional junto a tu tratamiento médico.